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China

Sin límites. El artista Yu Ji pasó 24 horas en una caja de cristal llena de pollos vivos, Yuan Cai y Jian Ji Xi se pasearon por Londres totalmente desnudos con un osito de peluche y Zhu Yu lleva dos años repitiendo un espectáculo de canibalismo en el que supuestamente se come el cuerpo de un bebé muerto. Es lo que en China se conoce como «arte extremo», la última forma de expresión radical para una nueva generación de creadores que han surgido de la sombra de la censura comunista con el lema de «No hay límites».
«Ninguna religión prohíbe el canibalismo. Ninguna ley dice que no se pueda comer carne humana. He aprovechado ese espacio vacío entre la moral y la legalidad para desarrollar mi trabajo», asegura el protagonista del escandaloso espectáculo. «Sé que hay gente que no cree que el bebé sea real, pero lo es.Me lo llevé de un colegio médico», asegura Zhu cuando se pone en duda la veracidad de su espectáculo.
«Estos trabajos amenazan la salud mental y física del público», sentencia una nota emitida por el Gobierno.
Con sus trabajos vetados en casa, Zhu Yu planea recorrer el mundo y presentar su obra allí donde lo acepten para «abrir la mente de la gente». París y Berlín ya han organizado otras exposiciones del nuevo arte contemporáneo radical chino, y nuevos exponentes del llamado shock art están surgiendo cada poco tiempo en lo que se ha convertido en una competición particular por ver quién logra presentar la creación más escandalosa. «Merece la pena tratar de entender por qué China está produciendo el más escandaloso y oscuro arte del mundo», ha dicho el crítico de arte del periódico The Sunday Times.

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