lunes

Cyborg reloading

La luz está de color y sus miradas están lúcidas. Un fuego es un rebaño de llamas. Una banda de ancha infinita. La conección directa con los ojos de la red. Una alta definición del pensamiento. Un mando a distancia mental. Un cuerpo de hierro soluble. Las imágenes ardientes. La rapidez de una decisión. Los sentidos multiplicados. Un cyborg como cualquier de más. Un tío esperando el comienzo de un partido. Una pantalla enfrente. Un tercer ojo en frente. Escribiendo un libro de entradas pictóricas. En vivo.

Ya no hay diferencia entre el ordenador personal, la televisión, la radio, el teléfono, y tus ojos grises. Ya no existe la frontera entre mi cerebro y mis ventanas. Ya he comido todos los cuadros de Magritte. Picasso me aburre, está demasiado lento. Sé que mis parásitos miran las películas experimentales en mis venas. Intuyo que mis pulmones consideran el humo como bueno para su salud. Y pregunto que relación hay entre los testigos y los testinos. Mis pies sirven para apoyar el portátil. Sentado en el salón, me muevo cerca de la velocidad de luz. Los dedos borradores. Estoy en todo el mundo a la vez. Cuando todo el mundo piensa algo, lo opino yo, si los demás me miran, me observa una de mis i-dentidades superiores y si se les ocurrirá juzgarme, les introduciré en sus ideas. Él está la red. Como mi cerebro. Un ojo a distancia sin botones, una mirada que nunca necesita recargar las pilas, un altavoz que no entiende por que debería callarse. Hay conecciones inalámbricas, en el medio ambiente de nuestro cuerpo viven rebaños de olas invisibles, los mismos que usaban en los cuentos de hadas las hadas para lo que les hacía falta.

Un cyborg está con-fundido con la tecnología y por eso tiene poderes que no poseen los humanos ordinarios. Ve a distancia, por ejemplo. Si le apetece hacer algo diferente que contemplar su programa favorito, puede guardarselo en su propia memoria, y conmemorarselo después. En realidad, la mayoría de cyborgos nunca volverá a pensar en aquel capítulo, así que se les dentro de su sistema operativo amontonan bancos y bancos de imágenes que no habían estado vistos. De algún modo, sin embargo, l@s cyborgas pueden utilizar este conocimiento nunca percibido, y intuyendo nuevas escenas favoritas, debido a la regla de inovación y repetición, aumentan su imaginación. Para los cyborgas hay miles de varios programas entre la primera y la segunda, y lo mismo pasa entre telecinco y la sexta. En el espacio entre antena 3 y cuatro se ve algo diferente. Los cyborgos ven lo que quieren, literal mente, y todo el rato. Soplando imágenes de sus ojos, a fuera y a dentro, liquándose en el entorno, convertiéndose en sofa. Para ell@s, olvidar y acordar da lo mismo. Un cyborg puede parar el tiempo. Un cyborg va conectando a y desconectándose de las redes de varios tipos de materia. Un cyborg no entiende al sentido de la palabra vacaciones, es que las tiene perpetual mente. Todo su cuerpo es su cerebro. Su mente termina en los horizontes de acontecimientos.

Qué hacen las imágenes dentro de mi memoria, en qué se convierte el viento cuando se fusiona con las hierbas de cespéd, y cuáles obstáculos tienen que atravesar y cuántos huecos crean los paisajes en la parte trasera de mis ojos y cómo se lo pasan después y por dónde andan.

Los músculos almacenan las canciones.

Cuando no se te ocurre nada que decir, lo que pasa es que tus neuronas están descargando algo que presupuesta mente necesitan y ellos no suelen preguntar si quieres esta nueva versión o no. Cuando no

Se trata de dejar tus imágenes vivir dentro de tu cuerpo las situaciones de tu vida a su rollo.

Se trata de enseñar a una célula algo sobre los derechos de autor. Probable mente seguirá sacando copias de sí misma.

Por una reproducción salvaje.

Trata de explicar a una información que la reproductividad tecnológica está para ella absoluta mente necesaria y verás como te vacilarán con su reproductibilidad. Quién puede decir que estuviera más listo que una información. Las informaciones con las cyborgas hablan como si nada.

Por una información con la libertad de expresión.

La imaginación toma las vitaminas comiendo los marcos. La mente mastica los límites de las imágenes. Las imágenes se juntan y forman las composiciones, cuerpos sin receptores y sin ganas de emitir algo. Cada información tiene mil ojos que cambian el mundo en su lugar de vista. Los cuentos no necesitan sentirse comprendidos. No hay ningún cementerio de películas. Si puede resurrectar una canción, tú lo puedes conseguir también, ni hablar sobre l@s cyborg@s. Érase una chica que en los ochenta soñaba que hubiera preferido ser una cyborga más que una diosa.

Cuando una imagen entra en la vida de otra imagen o en la imaginación de un cyborg, la red interior de este se fusiona con las redes exteriores de su cuerpo extendido y las conecciones interiores se juntan con la red del universo. Cada vida de un ent e cualquiera está montada así.

Hay un mundo entre y está en todas las partes.

Punto de vista se está convertiendo en lugar de vista.

Es que en el vacío no se encuentran ningunos agujeros.

El cyborg y la tele – los dos olvidando la distancia entre ellos.

Hasta la vida siempre.

Está claro que las imágenes están para nosotros de extraterrestres pero nosotros también estámos los extradelplaneta de imágenes.

Y si no hay ninguna diferencia entre ordenador y tercer ojo.

L@s cyborg@s están l@s bruj@s de la civilización de imágenes.

Mi marca de tabaco – unas escenas favoritas de mis pulmones, parece.

En el futuro me montaré algunas películas de acción.

Dejaré mi cuerpo caminar por el mundo de las imágenes, que mis gramáticas vuelan por donde quieran, cómo huele el jupiter, cómo se siente uno que toca a un oso enfadado, dónde termina el planeta, cuando un cyborg desea disfrutar un partido de futbol, voy a pensar algo infinito.

Aquí viven las imágenes y también las frases, se trata de la misma cosa. Hacerse un nudo de informaciones. Devenir cyborga. Perderse entre las composiciones mordisqueadas. Existe una materia que goza de montón de efectos especiales. Un pensamiento vivo que experimenta los términos en su propia piel. Un autor que le da igual que opinan de él, un gato que escribe un libro que no se importa por no estar leído. Imagínate que tu pones la tele, y no lo contrario. He dejado de comer y empecé a mantener un blog y unas relaciones sexuales con la luz. No lo entiendo muy bien, pero siento que hace falta no entenderlo. No quiero. No me apetece. No creo que tenga que formar parte de mi vida. Todos los personajes de los videojuegos. Cada marco de los tebeos. Cada burbuja de sentido, dicen. Cada mañana, cuando me despierto, tengo que encender mi ordenador.

Somos cyborgos pero ellos no quieren que lo sepamos.

Te dijeron que te están mirando, pero en realidad, no se interesaban por tí. Les dabas igual a ellos. Formabas una parte. Te contaban que eras un humano, pero, en realidad actualizada, estás una cyborga. Ya nadie piensa en nada. Ya todo el mundo piensa en todo. A ver que pasará. Cuando nos convertimos en cyborgos, cuando nos fusionamos con nuestras pantallas de verdad, cuando, en realidad, acceptamos que unos trozos de nuestros cuerpos vuelan por una red global, que ya no somos sola mente nosotros mismos, y que dentro de nuestras venas fluyen unas películas extranjeras y extrañas. Rebaños de informaciones vivas, imágenes con constumbres de los viruses, la banda sonora de la biosfera, el encuentro de un ruido y una línea en la sala de espera de lo que ya había pasado. Cuentos contándose, los que se cuentan. Dar un paseo por mis i-dentidades. Los ojos funcionan como parásitos. Qué pasa al fuego cuando se baña. Y si el fuego visible es sola mente uno sucio. Y si una cosa quiere encontrarse interpretada contra su naturaleza, diferente mente de lo que ella pensaría que se hubiera podido decir sobre ella, porque así se reproduce. Qué piensa el árbol cuando le sacas fotos, ¿no quiere huir? En los sueños nos vamos reproduciendo al otro día. Cada sistema nervioso descarga los cachos del paisaje según lo que le da la gana. Si el cerebro vuela, los pies pueden descansar, como en futbol, cuando sabes a donde pasar la pelota, y si lo sabe bien todo tu equipo, los que corren como idiotas, son los otros. Sobre qué discutes con tu televisión. Qué sabor de relatos prefieres. Si uno desayuna las imágenes, ya no tiene que fijarse de la línea de su figura. Los cyborgos suelen empezar los días con los programas de tarde. La vida no está para contar calorías, sino para contar. En qué creen los colores. L@s cyborga@s pueden no dormir y también pueden no despertarse. Existe una materia que goza de montón de efectos especiales. Hay vidas extrañas.

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