domingo

El mundo entre

Un agua está herviendo. Un coche que sabe que este frenazo apagará sus luces. Un trozo de piel seca que está rascado afuera de la superficie de un cuerpo. Una línea escapa del papel. Una ley que en una oficina cae del libro de constitución y una limpiadora que está demasiado cansada para leer los documentos que barre. Unas partículas elementales que chocarán dentro de medio de segundo. Una ardilla voladora, el momento cuando se da cuenta que aquel árbol, esta vez sí que está demasiado lejos. Un fuego convertiéndose en humo. Un y entre él y ella. Un negro cuando un programa de televisión se cambia al otro. Un azul que no desaparece cuando una nube de izquierda se funde con una de derecha. Una agencia de viajes ofrece visitas de los arco idis. Un naranjo como el rostro brillante de una naranja. Un blanco entre unas palabras. Una laguna en un comportamiento con olas de ocho metros. Una burbuja de aceite de oliva a punto de explotar. Un humano a punto de explorar. El agua a punto de salir de la olla. El coche y la pared. La ardilla voladora y el árbol. El negro y el blanco. Él y ella.

Existe un mundo entre, un cuento de los atravesos ciegos, un universo de los entres que están curiosos, un paisaje de los pasos al azar, allí donde viven los tiempos de los movimientos de las manos de los relojes cuando siguen de una línea al otra, allí corren las imágenes de dentro de y de cada cerrar y abrir de ojos, allí viven los acontecimientos singulares, allí nacen los universos, de allí surgen los corrientes, de allí los movimientos sacan su energía, allí es donde los principios terminan y los fines comienzan. Allí por donde aterizará esta vez la ardilla voladora. Ahí en el suelo. Aquí abajo. Más allá y más aquí donde el fondo del abismo es a la vez su superficie. En todas las partes. Hasta la hora del cierre del universo. Existe un mundo entre. Sin fines ni principios. Uno múltiple. Un espacio infinito. Las ardillas de allí son de todos los colores. Los ojos de las redes parpadeando. El espacio burbujeando y el tiempo ganándose la vida. Dónde estás cuando no estás, corazón. Existe un mundo entre y bas

Y hay un ente, tranquila mente podría comenzar con érase, que por una razón, de principio, aunque no desde principio, lo que lo confunde un poco, necesita entender a sí mismo y al mundo que le rodea y siempre se interesar por la verdad y lo real. Érase un principio en cuyo fin nos estamos hallando, sin embargo nos sale bastante difícil encontrarnos a nosotros. El ente se había separado de su entorno. Salió a dentro de sí sólo y ahora sostiene que hay que salir. Dónde estás, mientras que debajo de la frontera entre Francia y Suiza dos partículas elementales se chocarán dentro de una cuarta parte de segundo. Sola mente puede ocurrir un colapso del universo, pero esto no se sabe a cien por cien, no obstante los científicos dedican muy poco tiempo a observar los colores de los números. Y si los teléfonos móbiles no responden la pregunta presupuesta mente eterna, a dónde ir, pero sí que contestan a la de dónde estás. Casi nunca entre dos árboles, uno de salida y otro de demasiado lejos, justo en el camino corriente de un lobo que te muerde en seguida y no deja de hacerlo hasta que mueras. Es un ignorante, la muerte no existe.

Entre estos entes racionales y sociales se dice que uno de ellos quiere entender al otro, que cuando interactuan es a través de unos códigos o algo que reparten entre ellos. Lo poseen, lo manejan, lo comparten, lo distribuyen, lo pasan de uno al otro y del otro al uno. Siempre cuando hablan, cuando se mueven y se juegan la vida y se seducen y se piensan, en todos los momentos de sus paseos y en cada instante de las vueltas de sus autoconsciencias. De qué charlan las luces de coche y una pared cuando se encuentran por la calle. Tal vez no ha de iluminar la noche y tal vez, en realidad, estamos oscureciendo el día. Ël y ella. Quizá no hace falta entendernos, quizás porque la ardilla voladora no conoce a sí misma en absoluto, y nunca tenía ganas de sentir algo así, pasa el hecho de que se levanta la ardilla de repente del suelo y ataca al lobo, que, por supuesto, no tiene ni idea de que va, a dónde se le va la olla a la ardilla, piensa lobo, mientras que ella está masticando los interiores de una de sus venas y las partículas elementales van a volar dentro de un imán gigante o entre un montón de imámes gigantes, esto no está tan claro, aún una séptima parte de segundo, y una burbuja de aceite de oliva ya ha expotado y una de agua todavía no, y el lobo cae al suelo y la ardilla voladora con boca llena de sangre mira a su alrededor, su corazón anda más rápido que otras noches, sus pelos señalan en direcciones de todos los colores, su cola sabe que ahora no habrá tiempo para descansar, y su cerebro está de salva pantalla. Hay pensamientos que nunca dejarán de moverse, los de los dioses, los que habitan los universos, los que están vivos.

Así que érase una razón que necesitaba tener razón, lo que básica mente es nuestro único problema. O vuestro, yo estoy un entre. Las partículas elementales se encontrarán en una décima de segundo. Unas palabras que en seguida estarán olvidadas acaban de salir de sus labios azulgranos. Qué está escrito en cada papelito tumbado por la calle. Hay un cielo de las uñas. Un fuera de juego desapercibido. Una película que no necesita a nadie para montarse. Un residuo natural. Y si los coches saben que son unos autos. Auto-consciencia. ¿La kieres conducir? Y si las paredes sombrantes esperan las luces. Y si los programas de televisión cuentan con que vaís a comer mirándolos, así que no os quieren decir nada desconcentrante, así que, para asegurarse, no dicen nada de nada. Se ven los científicos que ven exclusiva mente las series sobre partículas elementales. Había entes que decían yo soy y yo entiendo y yo me siento y yo lo siento y yo siento y yo y el mundo y mi mundo y mi chica y mi equipo y yo quiero y yo te quiero y yo me quiero y yo amo y yo ato y yo sujeto y yo, sujeto y no sé si me explico y mi vida y mi cuerpo y mis pensamientos y mis uñas, hay que dedicar cierto tiempo a ellas, y hablaban sobre como están y que hacen y decían yo soy y yo estoy y casi nunca yo existo y muy a menudo qué hay y cuando decían yo vivo se referían a sus pisos y no a sus pasos, y decían yo pienso y yo opino y yo veo y yo digo y yo propongo y yo creo y yo tardo y yo te contacto y yo me dedico y yo deseo y yo, deseo y yo la verdad no sé y yo pretendo y yo supongo y yo soy un homo sapiens, un cuidadano de la tierra, un habitante del universo, una persona con su propio punto de vista, un ente vivo, un dueño de mí mismo, un maduro, un listo, un liso, un sano, un bueno, un iluminado, un responsable, él que posee las respuestas del futuro, un hombre con derechos a ver el mundo a su manera, uno real y uno verdadero y una real y una verdadera, a tomar por culo, la biosfera ya estaba hasta los cojones de nosotros y a las partículas elementales en un entorno artificial les quedaba todavía una duodécima parte de segundo hasta el destino.

Confundo las palabras cáncer y cárcel y cuando tengo que pronunciar una es necesario que me imagine las dos y que elija y cuando estoy demasiado fumado puede pasar que al fin y al cabo, no consigo decir la correcta y entonces intuo que hay que fumar que cárcel y cáncer o cancer y carcel o carcél y cárcél y cánsér y cancér son la misma cosa, que inhalar el humo y encender el fuego final significa algo como comer las prisiones y las leyes y lo que se dice, vivir del consumo de lo que rodea a uno, alimentarse de las fronteras, andar por los lugares de nadie, encerrar el mundo dentro de mí, los pulmones se apropian de las partículas negras del humo blanco, y qué formas crea el humo dentro de nosotros y luego también respiro, pues las formas del humo dan la marcha atrás y se transforman de maneras de todos los colores y se fusionan entre ellos y se reflejan en las superficies de unas salivas que acaban de saborear algo y luego salen de la boca y se presentan desvaneciendo y desapariciendo y creando las espiralas y haciendo el aire visible y montando unas películas irrepetibles e iracionales e insignificantes, y viven unos abrires y cerrares de ojos entre nosotros, en el espacio, pero como no intentan pararse y se liquan en seguida y ya no se ven, los capitalistas dicen que no son nada de buenos, que no deberían existir y van abriendo las ventanas y crean el término de un fumador pasivo que soís todos los que trabajaís y que cuidaís de vosotros mismos y vosotros solos. Pero ella ya sacaba un pitillo para negar, al menos parcial mente, lo que acabo de decir. El humo es el fuego es la mente. Un papel está aquí para arder. Un entre para estar entre. Una identidad para ir de vuelta. Unas partículas elementales para encontrarse. Una ardilla voladora para ver que los lobos se mueven en manadas. Un acontecimiento para ser reproducido en otro acontecimiento. Las paredes apagan las luces. Una vida se convierte en otra y desaparece y se fusiona con la no-vida o algo y todo a la vez y aparece. Una mirada atraviesa otra mirada, no ve mucho, quizá nada, pero la otra tampoco. Flujos corrientes de los ojos. Cerebros de selva pantalla.

Los negros se convierten en los blancos y los blancos vuelven los de color. La vida de los colores y otros mutantes. La era en blanco y negro. Jing a jang jsou 4. Arco idis de los superficies-fondos. Una experiencia de liquación. Una existencia del humo, de una octavodécima parte de segundo. Un principio cualquiera de un cosmos cualquiera. Allí donde lo arriba es abajo y lo abajo es arriba. Ahí donde el tiempo va por detrás de los límites de todos los colores. Acá entre él y ella. La isla rodeando el mar. El pensamiento y sus miles de cuerpos. Los sueños de las limpiadoras. Las vidas de las existencias. Los ruidos de los coches. Los errores de los humanos y los azares de los dioses. Las palabras blanqueadas de los libros. Las multiplicidades de posibilidades improbables, y, sin embargo, reales. Las irregularidades en los movimientos de los planetas. Las regularidades de la seducción. Los apagones de respiración. Los blancos entre las decisiones. Entre los residuos de la civilización occidental. Lo que os queda cuando no os entienden. Trozos de ideas y cachos de luz y trozos de cuentos y cachos de colores. Paseando por unas ruinas. Lo que iba a decir pero tenía miedo. Atravesando los agujeros. Creando más y más huecos. Qué hace un espacio de una puerta permanente mente abierta en la era de no hay nadie para entrar. La ardilla voladora está machacando la manada de lobos. En ningún lugar y también en todos los lugares. Su cola no tiene sitio para descansar, su cerebro se está montando una película de acción. Los lobos no creen en sus propios ojos, todos los lobos son los mismos y cada uno es diferente, y para que no se coman entre ellos, han inventado la sociedad aculturizada y organizada o algo así, una laguna inundada, pero ésta, justo ahora, una veintena parte de segundo antes de que chocarán aquellas dos, está completamente ocupada con su dejar de funcionar. Un entre dándose un paseo. De rojo a verde y desde naranjo hacia ultravioleto y hasta las comarcas de los colores amarillos. Agujeros atravesando los espacios vastos del mundo entre. Burbujas burbujeando. Llamas llamando. Líneas lineando a Linneo. Susurros de Saussurre ssussureando afuera. Una luna tomando un sol. Una vida sin muerte. Un infinito sin espacio. Y. De vez en cuando e. Lo entre eterna mente compartiéndose y repartiéndose. Las llanuras montañdosé. Partirse sin césar. Natural mente. Lo que iba a decir pero el universo se ha roto. Cuando lo eterno y lo de siempre tardan poco y un cerrar y abrir de ojos se extiende hacia fuera comiendo los horizontes. Partir de todas las partículas elementales a la vez (las partículas elementales no son puntos, no tiene ningún sentido preguntarse dónde está una partícula elemental, está en todo el universo a la vez y improbable mente), qué lenta es la luz hoy día, cuando está en un lugar de vista, y la oscuridad se explora por todas las sombras, donde se pueden ver en una parte muy pequeña de segundo todos los lobos de todos los lados, así que no es difícil terminar con ellos ni para una ardilla voladora. Fluyendo. Más aquí y más allá, entre, a donde se van las ollas, de donde parten las olas. Ayer me encontré por la calle pero no me saludé.

Y si unas dos partículas elementales nunca llegarán a chocar. Nunca, en ningún abrir y cerrar de todos los universos. Un otro entendimiento de las cosas universales, menos chocante, más corriente. Llegará un ahora que no se sabe muy bien cuando tiempo va a durar. El pasado es futuro y el futuro es pasado. El presente está herviendo. Un hombre se enfrenta con la ardilla voladora, la apunta, la dispara, no espera, actúa, no siente nada, no se arrepiente, ve entre los árboles todos esos lobos descompuestos sangriente mente entre los árboles, la ardilla voladora no se mueve y ya respira tranquila mente y su cola descansa y la ardilla voladora mira en dirección del hombre y sin un sólo guiño para su bala en algún lugar entre él y ella.

En el universo de singularidades burbujeando nunca pasa nada singular, nada está sólo y la nada no está sola, pasa nasa, simple y sola mente, los acontecimientos aconteci mienten, dando unas vueltas, es la forma de su vida, su sistena reproductivo, lo que está afuera está dentro y lo de dentro está a fuera y afuera y afuera hasta allá donde no conocen la palabra hasta, unos cuentos fluyendo por el vacío espacial, unos coches cayendo en el agujero negro, unas in-forma-ciones volando de ninguna parte a otra parte, unas miradas feliz mente, y a priori, confusas, unos que son otros y otros que no son y que son unos, las líneas no cesan de doblarse, lo mismo es lo diferente y lo varioso es lo idéntico, unos corrientes corriéndose corrienta mente, unas maneras manareando, unos entres entrando, una chica que opina que si tienes algunos planos con ella, no deberías contarla cosas sobre universo, y en absoluto que te estás, con calma, a tu ritmo, estás aquí, hablando con ella, deveniendo él, y una contrapreguntarespuestaoalgo, un cerebro celebrando algo o algo, un rompe cabezas, un cuento que cuenta que no está tan claro en que parte se halla el fin del mundo corriente y el principio del universo y del caosmos y del campo en que los dioses celebran partidos con los equipos de todos los colores, hay que jugar a los dioses, le dice el chico a chica, unos dioses fluyentes y flotantes y fluibles y flipopantes y flan antes y dios sabe qué más, es que el universo no comienza en ninguna parte, y tampoco termina, las partículas elementales no van a encontrarse jamás, no hay ninguna frontera entre el mundo del que se puede hablar con ti go y el caos del mundo entre sobre cual discuten con sus cerebros los locos, los agujeros negros viven también dentro de tus ojos verdes, guapa, el humo que respiras reproduce, en cooperación con la fuga de la luz, dentro de ti las formas de los fines de tu cabello, las burbujas que salen de este vaso de coca-cola son el universo, dentro de tus ojos amarillos, no son más pequeñas y no son más grandes, son entres como yo y como tú, si quieres, y no, sí, no tengo ningunos planos contigo, como no tengo ningunos planos conmigo, pero si prefieres acostarte conmigo más que vivir entre nosotros un universo, a mí me da igual, dentro de tus ojos rojos, depende del modelo de pensadrogamiento, si es exterior o interior, pero si cogemos tu coche y empezaremos a subir, luego podemos estar afuera de la atmosfera, en el caso que no respetarás la velocidad, en una hora y pico y las partículas elementales chocarán dentro de una parte de segundo tan pequeña tan pequeña que no sé expresarlo en castellano, y tal vez no se puede, pero en una profundidad considerable, así que como en el mundo entre no hay ningunas profundidades profundidades, sino sola mente las superficies burbujeando, no pasará nada, como máximo en algún agujero negro aparecerá un universo y las luces pararán el coche antes de chocar con la pared y el día será claro y la noche volverá ser oscura y a la chica le explotará la cabeza como una burbuja y el hombre se marchará y los lobos de nuevo componerán una manada y la letra y nunca está sola y los cuentos son in-mortales, aunque de nada no-cambiables, de hecho se reproducen cambiándose, mutuando, volviéndose diferentes, devolviendo universos y la ardilla voladora, después de reproducirse sangriente mente con una manada de lobos y con un ente, muerto quizás, subirá al árbol y saltará hacia entre

Hacer lo que hacen los colores en la oscuridad. Saltar demasiado lejos. Hasta más acá. Se puede entrar fuera de uno mismo. El agua está herviendo y la olla hay que cambiarla de lugar. Se puede volar y se puede dejar de soñar y se puede dejar de pensar y se puede acostarse con todo el mundo. El cerebro es apagable y el fuego no es apagable. He visto el mundo a través de tus ojos, cariño, y habrá falta cambiar unos colores. Cuando los acontecimientos usan nuestras retinas a su rollo. Una sombra puede ser capitalista o puede ser coloreada pues viva. Un dios puede contar un chiste a otros dioses y ellos no tienen que morir. Cómo dejar de ser un humano. A dónde migrar. La ardilla voladora devolviendo bosque. Las partículas elementales volviéndose realidad y la realidad contándose como un cuento. La luz tomando decisión que dejará de tomar decisiones. La luna tomando el sol. Los ojos agujerados de los entres, sus perdidas perpetuas, sus sobrepasos a propósito, sus aventuras con fuego, dónde coño he dejado mi cuerpo, dónde su puta madre está la dirección de mi yo y quién me caigo en dios tiró mi identidad en la papelera. La tele-visión hace los entes. Tele-portación de los comportamientos. Y si no son exacta mente las pantallas a quienes hace falta una salvación, sino unas mentes exactas, unas mentes de entes, unas mentes verdadera mente mentirosas y equivocadas y ocupadas de dejar de funcionar y a punto de ex-terminarse.

La luz hace el fuego, dijo un joven hace tiempo, las llamas hacen los agujeros, los agujeros forman los espacios, los espacios, los entre, los que son algo y nada a la vez, crean los acontecimientos, los que transforman colores y dejan vivir lo que es oscuro y lúcido, lo que es arriba como abajo, lo que no está ni aquí ni allí, yo, personal mente, no voy a salvar a nadie, la oscuridad hace el fuego y el fuego hace la oscuridad y las llamas invocan los tiempos y los abrires y cerrares de ojos crean burbujas, y los fondos de ésas son a la vez sus superficies, y todo esto está huecando en unos tiempos reales, es lo que pasa, es lo que algo pasa, es o algo, huecos agujerando y agujeros hoyando, es lo que hay y línea ollando, existe un mundo entre, donde no hay nada, así que no le falta nada a este mundo, así que ahí hay de todos los colores. Existe una ardilla voladora saltando entre los árboles y una luna tomando el sol y algo más.

Existe un arroyo entre las orillas. Un corriente de agua. Un paisaje de piedras. Un habitat de plantas. Un mundo de peces. Un universo caosmático y selvático de bacterias. Un algo más grande de algo más pequeño. En su superficie viven los tejedores y los zapateros, se trata del mismo animal (el vocabulario de la red me ofrece estos nombres – un guión de las arañas), él que anda por los arroyos, en checo se llaman las que miden el agua, en realidad son las cuyas sombras son sus auto-consciencias, las que viven patinando en el mundo donde se puede ver a la vez el cielo y el fondo y lo que está entre, las burbujas del agua chocando con las piedras, el azul del universo y el verde de las hierbas aquáticas y el rojo del cangrejo perdido y el naranjo de un trozo de piel de naranja tirado hacia allí y el blanco de una piedra asentada firme mente, sedimentándose, y el brillo de cada burbuja a punto de explotar a c i a todas las partes y la piel de tejedor a punto de mojarse y salir, en un arroyo puedes entrar cuántas veces quieras y en el arroyo vive un montón de las tomas fluyentes-fuera, superficies rompiendóse, cerca de cada piedra, allí donde la corriente rodea a la planta cualquiera, saltando de un nivel de suelo al otro, un agua está cayendo y formándose sin parar y nunca repetiendo una forma pasada, y tampoco futura, una catarata al revés por favor, un agua subiendo y saltando entre, qué pasada, cuando todos los entes se enteran que están enterrados, todas estas películas que se está montando el arroyo, todos estos acontencimientos burbujeantes, cada de aquellos encuentros entre una realidad de obstáculo y un flujo, serán leídos por los entres como suelen estar leídos por las piedras (los trozos de rocas, no está tan claro donde termina una piedra y empieza una roca, leen a los arroyos y así saben que pasa detrás de los horizontes), quién futura, las piedras leyendo al arroyo, descomponiéndose poco a poco, con calma, a su ritmo, están aquí, el agua está ardiendo, la manada se está comportando según su naturaleza, la entre entra, una ardilla voladora no para las balas pero no pasa nada extraño y le da igual es que no está muerta sinosi viva. Existe un fuera de juego desapercibido. Un universo donde se puede vivir tranquila mente. Un mundo corriente y no chocante. Habitado y creado por los entres flotantes de un lado al otro y del lado oscuro al parecido y del rojo al azul y del líquido al opaco y del comprensible al de los extra-terrestres y de la muerte hasta la vida, hadíssima, volando de una banda sonora a una divertida, cada segundo vivir escapar sientes por dentro que todo se va hacia el sol abre las puertas de la percepción usa el poder de tu imaginación sientes por dentro que todo se va. Sí, hay que salir, hay que saltar entre, allí es a donde necesitas salir, ahí es por donde pasa tu existencia, aquí ocurre que te sientes vivo, más allí por dónde andas, ligando con un dios o algo, donde estás, en un abril y noviembre de ojos, ya no necesitas cobertura, es que te bajaste de la red las miradas de alguna ardilla voladora, ya se acabó tu ser y entras en el reino de la nada y si se supone que cada uno un día pregunte a dónde, pues hoy te toca a tí y a ty.


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