sábado

La invisibilidad

Está cansado de luchar con uno mismo o por uno mismo o con los otros o contra los demás o por los ambos mismos o por algo diferente, está reventado de enfrentarse y encontrarse y interconectarse y ligarse y ocuparse y preocuparse y tal, está hasta los cojones de tener que ser y responder y dedicar y decidir y dirigir y digerir y preguntar y pedir y avisar y vivir y comunicar en general, es que sabe que da igual moverse y no moverse, sacar fotos o olvidar, pensar o no pensar, estar o no estar, entrar o salir, encajar o no en cajar, saber o no saber si da igual moverse y no moverse.

Intuir que la vida es un juego, que el cosmos disfrute de la casualidad mucho más que de la causalidad, y no necesitar ser ni primero en arrancar ni primero en terminar, y tranquila mente perder, érase un juego que no hacía falta ganar, una vida corriente como un corriente arroyolado cualquiera que no había que ganarse, una mezcla de acontecimientos del universo, no universales, acá y allí, que pasaban de todo y nada y qualquier otro nombre de algo aún más allá grande, algo o nada que está entre ser y no ser entre hay y no hay entre está y no está, en el momento en que termina el tiempo o todavía o que no empieza uno nuevo, en el todavía, en el entre blanco y negro, grande y pequeño, entre algo y nada, qualquiera y ninguna, en el vacío llenándose y en la plenitud vacilándose, entre el fuego y el viento, entre dos olas en el mar, entre pasado y futuro, entre muerte y vida, entre espacio y no espacio, allí en todas las partes a la vez y en ningún lado nunca y hacia todas las direcciones los martes y los viernes y de vez en cuando y siempre simultánea mente hay jugadores que ya estuvieron muertos hay tiempos que no corren, hay lugares que no se extienden, no hay cuerpos que se controlan, no hay humanos que saben, no hay animales que viven, hay frases que no dicen y las que no se dicen, hay locos no localizables, hay jugadores jugando, hay juegos no jugables, existe mundo entre hay y no hay.

Está cansado de luchar con uno mismo. Decidió que no volverá a tomar decisiones y ahora no quiere decidir si es bueno o malo. Ya no entiendo la palabra valor. Todo el mundo tiene razón en todos los casos. Verdad no existe. Hay personas que la buscan, son las que un día morirán. Ya no co-r-respondía al mundo exterior. La nada está sobrecargada. La historia helada se está deshelando en el océano. En realidad, no hay que moverse. En un cuerpo humano deshabitado.En un trabajo despedido. En un paro temporal, un paro del tiempo, un paro positivo del mundo negativo. Durante los recreos de los dioses. Un rebaño de franceses jóvenes jugando a dados recibiendo una paliza en una película de una ola nueva. Estaba cansado de cambiar la imágen en el espejo, la de cada mañana. Un jugador no lleva ningún número y no sabe cuando es hoy y cuando mañana, los jugadores viven en una mezcla de tiempos salidos de cualquier a dirección.

Enviaba mensajes para no recibir las respuestas. Hablaba para no ser escuchado. Miraba para no ver. No recordaba para acordarse. Se perdía para no buscarse. Fluía para pararse. Escribía para salir del mundo de los textos. Practicaba su derecho de no formar parte de la sociedad. Las leyes tienen la regla. El tiempo es impredecible, como siempre y como nunca antes. Cuánto tiempo tarda en descomponerse una bolsa de economía. Dentro de cuántos abrires y cerrares de ojos se puede uno desconectar de uno mismo. Cuando las manos de obra de los relojes dejan de obrar. Un columpio roto. Una columna en trozos. Una colonización organizada acabada. Un campo de concentración sin materias primas. Unas calles sin aceras. Unas cabezas sin cerebros. Un dinero sin uso. Una electricidad sin enchufes. Una ecología autosostenible. Una piedra volando por el universo a su rollo, tranquila mente rodeando sí misma, a los continentes no los molestan los meteóritos. Una biosfera sin enemigo natural. Una biología sin humanos. Una vida sin saborear las diferencias entre algo y nada, sin darse cuenta de las diferencias, un universo de lo mismo. Un pimiento de Padrón. Un igual localizado. Un que está arriba y abajo y abajo y arriba. Una oscuridad que distribuye los colores de las sombras y de los espacios entre. Un luz aplicando la velocidad de luz. Uno que se dice a sí mismo: miento y luego no ve la razón por que salir de un laberinto. Un jugando en su tiempo libre. Uno tomando sol. Un juego perdido dentro del cual uno se pierde. Un jugador disfrutando de su vida. Para fumar detrás de la esquina. Para contarselo a otros universos. Para hablar sobre otros jugadores. Para conspirar contra la respiración de otros dioses.

En el paisaje dibujado por los gatos locos. En el rincón del Internet. En las moléculas de farlopa que están volando entre paredes creados de un billete de color sin nombre. En la televisión desenchufada. En una cadena descadenada. En el viento que está renaciendo el fuego. En la grieta de hielo decisiva. En la que funcionará como un sólo movimiento de las alas de una mariposa famosa. La del sueño y la de la realidad. La del caos. La del tao. En la publicidad que será la última. En tus ojos antes del apagón. Estoy cansado de verme reflejando en tus pupillas, carriño, siempre cuando me acerco. En el fondo del abismo donde residen los extraterrestres por los fines de semanas. En el sexto fuera de juego del próximo partido. En el tiempo de limonero que le gusta llevar algo de amarillo, así que ningún limón nunca es primero y tampoco último. En la vida de un insecto elegido para cambiar el mundo de la cual nadie se ha dado cuenta. En la historia escrita por las hierbas salvajes. En las partes interiores de las gotas de lluvia que chocan con una tercera parte de la gran muralla de China. En el pensamiento de una cabezera. En la gira de la mosca. En la parada de aquel movimiento. En el lado sideral de la energía. En el horizonte. En afuera de mi cuerpo. En el momento débil de un dios celebrado. En una pastilla de tranquilizante ardiendo. En el entre Romeo y Julietta. En el virus que, una noche, encenderá todo. En la pregunta sin respuesta. En el sistema nervioso sin problemas. En la ADN que pone ...sé lo que hicistéis. En el número real mente rojo. En la noticia de Google: aproximadamente 1.970.000 de Fin del mundo. (0,19 segundos). En la raya penúltima de tu coche. En la teoría de relatividad obsoleta. En el infinito mareado. En el cansancio de varios colores. En los pelos de aquella cienpie. En la piedra de la ventana. En el libro escrito por una gata casera. En el agujero del cajero en el que vive una araña vieja. En el aviso de mi muerte que cambié. En el relato que olvidaste. En el principio que no comenzó. En la regla que no llegó a participar. En la frase que habla sobre inutilidad del lenguaje. En el agujero negro que comió su galaxia. En la importancia que se fue de marcha. En la meditación que enseña el camino que se suele llamar el malo. En el gato que ve en la oscuridad. En la equivocación empleada en vida cotidiana. En el ayer que está a punto de presentarse. En la canción que oye sola mente una vez por su vida. En la después de ella. En la aldea desocupada. En la alma despreocupada. En la velocidad de luz. En silencio se rueda. En el sexto sentido. En tu tercer ojo, carriño, se refleja todo el caosmos. En la esperanza de una cris-is. En los trozitos de mi piel volando dentro de su mundo cuando se están rascando. En el marco que no es frontera ni límite ni borde ni superficie ni membrana ni cuadrado ni redondo ni cerrado ni abierto ni rectangular ni curvangular ni tal ni cual. En el machero sin piedra. En el mundo que no reconoce el día y la noche, así que no necesita despertarse en absoluto. En él que se ha robado su identidad. En ella que no se encarceló. En la sociedad que no luchaba, así que no tenía la palabra poder. En la que no tenía posibilidades. En la que no les faltaban. En la pereza de una mente tranquila. En el error que nunca falla. En el miedo de un abrir y cerrar de ojos. En díos. En el fuego. En el corriente. En unos días. En los celos de dos caras. En el paisaje. En tre s. En el espacio. En la pista. En el tren. En el estadio. En la mesa redonda. En la habitación. En la tele. En distancia. En contra r. En lo que ser. En el alterar. En te. En té. En el humo. En el cada respiro. En los recuerdos de las masas de agua dulce. En el negro de la noche. En la diferencia principal de un lunes y de un miercóles. En el instante en que aquel tío decidió subir los alpes usando los elefantes. En el cráneo de la mariposa. En el mar seco. En el aire visible. En la ciudad que se mueve. En el parque que se rega. En la ventana al amanecer. En el lado brillante del cenicero. En el juego sin principios ni fines. En las vueltas de cabeza. En el laboratorio alquimista. En la profundidad del campo sin profundidad. En el color verde. En la fotosintesis. En el color naranjo de tu camiseta. En el papel hecho hace ochocientos años de un brujo. En la hora buena. En el tiempo libre. En la iluminación de bajo consumo. En el y tal. En la mitología de los ciervos. En los cuentos rizomáticos de hongos. En las ramas del bosque oscuro. En los espacios entre ellas. En la a la vez. Fuera del horizonte. Detrás de lo que se ve. En lo que no se ve.

domingo

El mundo entre

Un agua está herviendo. Un coche que sabe que este frenazo apagará sus luces. Un trozo de piel seca que está rascado afuera de la superficie de un cuerpo. Una línea escapa del papel. Una ley que en una oficina cae del libro de constitución y una limpiadora que está demasiado cansada para leer los documentos que barre. Unas partículas elementales que chocarán dentro de medio de segundo. Una ardilla voladora, el momento cuando se da cuenta que aquel árbol, esta vez sí que está demasiado lejos. Un fuego convertiéndose en humo. Un y entre él y ella. Un negro cuando un programa de televisión se cambia al otro. Un azul que no desaparece cuando una nube de izquierda se funde con una de derecha. Una agencia de viajes ofrece visitas de los arco idis. Un naranjo como el rostro brillante de una naranja. Un blanco entre unas palabras. Una laguna en un comportamiento con olas de ocho metros. Una burbuja de aceite de oliva a punto de explotar. Un humano a punto de explorar. El agua a punto de salir de la olla. El coche y la pared. La ardilla voladora y el árbol. El negro y el blanco. Él y ella.

Existe un mundo entre, un cuento de los atravesos ciegos, un universo de los entres que están curiosos, un paisaje de los pasos al azar, allí donde viven los tiempos de los movimientos de las manos de los relojes cuando siguen de una línea al otra, allí corren las imágenes de dentro de y de cada cerrar y abrir de ojos, allí viven los acontecimientos singulares, allí nacen los universos, de allí surgen los corrientes, de allí los movimientos sacan su energía, allí es donde los principios terminan y los fines comienzan. Allí por donde aterizará esta vez la ardilla voladora. Ahí en el suelo. Aquí abajo. Más allá y más aquí donde el fondo del abismo es a la vez su superficie. En todas las partes. Hasta la hora del cierre del universo. Existe un mundo entre. Sin fines ni principios. Uno múltiple. Un espacio infinito. Las ardillas de allí son de todos los colores. Los ojos de las redes parpadeando. El espacio burbujeando y el tiempo ganándose la vida. Dónde estás cuando no estás, corazón. Existe un mundo entre y bas

Y hay un ente, tranquila mente podría comenzar con érase, que por una razón, de principio, aunque no desde principio, lo que lo confunde un poco, necesita entender a sí mismo y al mundo que le rodea y siempre se interesar por la verdad y lo real. Érase un principio en cuyo fin nos estamos hallando, sin embargo nos sale bastante difícil encontrarnos a nosotros. El ente se había separado de su entorno. Salió a dentro de sí sólo y ahora sostiene que hay que salir. Dónde estás, mientras que debajo de la frontera entre Francia y Suiza dos partículas elementales se chocarán dentro de una cuarta parte de segundo. Sola mente puede ocurrir un colapso del universo, pero esto no se sabe a cien por cien, no obstante los científicos dedican muy poco tiempo a observar los colores de los números. Y si los teléfonos móbiles no responden la pregunta presupuesta mente eterna, a dónde ir, pero sí que contestan a la de dónde estás. Casi nunca entre dos árboles, uno de salida y otro de demasiado lejos, justo en el camino corriente de un lobo que te muerde en seguida y no deja de hacerlo hasta que mueras. Es un ignorante, la muerte no existe.

Entre estos entes racionales y sociales se dice que uno de ellos quiere entender al otro, que cuando interactuan es a través de unos códigos o algo que reparten entre ellos. Lo poseen, lo manejan, lo comparten, lo distribuyen, lo pasan de uno al otro y del otro al uno. Siempre cuando hablan, cuando se mueven y se juegan la vida y se seducen y se piensan, en todos los momentos de sus paseos y en cada instante de las vueltas de sus autoconsciencias. De qué charlan las luces de coche y una pared cuando se encuentran por la calle. Tal vez no ha de iluminar la noche y tal vez, en realidad, estamos oscureciendo el día. Ël y ella. Quizá no hace falta entendernos, quizás porque la ardilla voladora no conoce a sí misma en absoluto, y nunca tenía ganas de sentir algo así, pasa el hecho de que se levanta la ardilla de repente del suelo y ataca al lobo, que, por supuesto, no tiene ni idea de que va, a dónde se le va la olla a la ardilla, piensa lobo, mientras que ella está masticando los interiores de una de sus venas y las partículas elementales van a volar dentro de un imán gigante o entre un montón de imámes gigantes, esto no está tan claro, aún una séptima parte de segundo, y una burbuja de aceite de oliva ya ha expotado y una de agua todavía no, y el lobo cae al suelo y la ardilla voladora con boca llena de sangre mira a su alrededor, su corazón anda más rápido que otras noches, sus pelos señalan en direcciones de todos los colores, su cola sabe que ahora no habrá tiempo para descansar, y su cerebro está de salva pantalla. Hay pensamientos que nunca dejarán de moverse, los de los dioses, los que habitan los universos, los que están vivos.

Así que érase una razón que necesitaba tener razón, lo que básica mente es nuestro único problema. O vuestro, yo estoy un entre. Las partículas elementales se encontrarán en una décima de segundo. Unas palabras que en seguida estarán olvidadas acaban de salir de sus labios azulgranos. Qué está escrito en cada papelito tumbado por la calle. Hay un cielo de las uñas. Un fuera de juego desapercibido. Una película que no necesita a nadie para montarse. Un residuo natural. Y si los coches saben que son unos autos. Auto-consciencia. ¿La kieres conducir? Y si las paredes sombrantes esperan las luces. Y si los programas de televisión cuentan con que vaís a comer mirándolos, así que no os quieren decir nada desconcentrante, así que, para asegurarse, no dicen nada de nada. Se ven los científicos que ven exclusiva mente las series sobre partículas elementales. Había entes que decían yo soy y yo entiendo y yo me siento y yo lo siento y yo siento y yo y el mundo y mi mundo y mi chica y mi equipo y yo quiero y yo te quiero y yo me quiero y yo amo y yo ato y yo sujeto y yo, sujeto y no sé si me explico y mi vida y mi cuerpo y mis pensamientos y mis uñas, hay que dedicar cierto tiempo a ellas, y hablaban sobre como están y que hacen y decían yo soy y yo estoy y casi nunca yo existo y muy a menudo qué hay y cuando decían yo vivo se referían a sus pisos y no a sus pasos, y decían yo pienso y yo opino y yo veo y yo digo y yo propongo y yo creo y yo tardo y yo te contacto y yo me dedico y yo deseo y yo, deseo y yo la verdad no sé y yo pretendo y yo supongo y yo soy un homo sapiens, un cuidadano de la tierra, un habitante del universo, una persona con su propio punto de vista, un ente vivo, un dueño de mí mismo, un maduro, un listo, un liso, un sano, un bueno, un iluminado, un responsable, él que posee las respuestas del futuro, un hombre con derechos a ver el mundo a su manera, uno real y uno verdadero y una real y una verdadera, a tomar por culo, la biosfera ya estaba hasta los cojones de nosotros y a las partículas elementales en un entorno artificial les quedaba todavía una duodécima parte de segundo hasta el destino.

Confundo las palabras cáncer y cárcel y cuando tengo que pronunciar una es necesario que me imagine las dos y que elija y cuando estoy demasiado fumado puede pasar que al fin y al cabo, no consigo decir la correcta y entonces intuo que hay que fumar que cárcel y cáncer o cancer y carcel o carcél y cárcél y cánsér y cancér son la misma cosa, que inhalar el humo y encender el fuego final significa algo como comer las prisiones y las leyes y lo que se dice, vivir del consumo de lo que rodea a uno, alimentarse de las fronteras, andar por los lugares de nadie, encerrar el mundo dentro de mí, los pulmones se apropian de las partículas negras del humo blanco, y qué formas crea el humo dentro de nosotros y luego también respiro, pues las formas del humo dan la marcha atrás y se transforman de maneras de todos los colores y se fusionan entre ellos y se reflejan en las superficies de unas salivas que acaban de saborear algo y luego salen de la boca y se presentan desvaneciendo y desapariciendo y creando las espiralas y haciendo el aire visible y montando unas películas irrepetibles e iracionales e insignificantes, y viven unos abrires y cerrares de ojos entre nosotros, en el espacio, pero como no intentan pararse y se liquan en seguida y ya no se ven, los capitalistas dicen que no son nada de buenos, que no deberían existir y van abriendo las ventanas y crean el término de un fumador pasivo que soís todos los que trabajaís y que cuidaís de vosotros mismos y vosotros solos. Pero ella ya sacaba un pitillo para negar, al menos parcial mente, lo que acabo de decir. El humo es el fuego es la mente. Un papel está aquí para arder. Un entre para estar entre. Una identidad para ir de vuelta. Unas partículas elementales para encontrarse. Una ardilla voladora para ver que los lobos se mueven en manadas. Un acontecimiento para ser reproducido en otro acontecimiento. Las paredes apagan las luces. Una vida se convierte en otra y desaparece y se fusiona con la no-vida o algo y todo a la vez y aparece. Una mirada atraviesa otra mirada, no ve mucho, quizá nada, pero la otra tampoco. Flujos corrientes de los ojos. Cerebros de selva pantalla.

Los negros se convierten en los blancos y los blancos vuelven los de color. La vida de los colores y otros mutantes. La era en blanco y negro. Jing a jang jsou 4. Arco idis de los superficies-fondos. Una experiencia de liquación. Una existencia del humo, de una octavodécima parte de segundo. Un principio cualquiera de un cosmos cualquiera. Allí donde lo arriba es abajo y lo abajo es arriba. Ahí donde el tiempo va por detrás de los límites de todos los colores. Acá entre él y ella. La isla rodeando el mar. El pensamiento y sus miles de cuerpos. Los sueños de las limpiadoras. Las vidas de las existencias. Los ruidos de los coches. Los errores de los humanos y los azares de los dioses. Las palabras blanqueadas de los libros. Las multiplicidades de posibilidades improbables, y, sin embargo, reales. Las irregularidades en los movimientos de los planetas. Las regularidades de la seducción. Los apagones de respiración. Los blancos entre las decisiones. Entre los residuos de la civilización occidental. Lo que os queda cuando no os entienden. Trozos de ideas y cachos de luz y trozos de cuentos y cachos de colores. Paseando por unas ruinas. Lo que iba a decir pero tenía miedo. Atravesando los agujeros. Creando más y más huecos. Qué hace un espacio de una puerta permanente mente abierta en la era de no hay nadie para entrar. La ardilla voladora está machacando la manada de lobos. En ningún lugar y también en todos los lugares. Su cola no tiene sitio para descansar, su cerebro se está montando una película de acción. Los lobos no creen en sus propios ojos, todos los lobos son los mismos y cada uno es diferente, y para que no se coman entre ellos, han inventado la sociedad aculturizada y organizada o algo así, una laguna inundada, pero ésta, justo ahora, una veintena parte de segundo antes de que chocarán aquellas dos, está completamente ocupada con su dejar de funcionar. Un entre dándose un paseo. De rojo a verde y desde naranjo hacia ultravioleto y hasta las comarcas de los colores amarillos. Agujeros atravesando los espacios vastos del mundo entre. Burbujas burbujeando. Llamas llamando. Líneas lineando a Linneo. Susurros de Saussurre ssussureando afuera. Una luna tomando un sol. Una vida sin muerte. Un infinito sin espacio. Y. De vez en cuando e. Lo entre eterna mente compartiéndose y repartiéndose. Las llanuras montañdosé. Partirse sin césar. Natural mente. Lo que iba a decir pero el universo se ha roto. Cuando lo eterno y lo de siempre tardan poco y un cerrar y abrir de ojos se extiende hacia fuera comiendo los horizontes. Partir de todas las partículas elementales a la vez (las partículas elementales no son puntos, no tiene ningún sentido preguntarse dónde está una partícula elemental, está en todo el universo a la vez y improbable mente), qué lenta es la luz hoy día, cuando está en un lugar de vista, y la oscuridad se explora por todas las sombras, donde se pueden ver en una parte muy pequeña de segundo todos los lobos de todos los lados, así que no es difícil terminar con ellos ni para una ardilla voladora. Fluyendo. Más aquí y más allá, entre, a donde se van las ollas, de donde parten las olas. Ayer me encontré por la calle pero no me saludé.

Y si unas dos partículas elementales nunca llegarán a chocar. Nunca, en ningún abrir y cerrar de todos los universos. Un otro entendimiento de las cosas universales, menos chocante, más corriente. Llegará un ahora que no se sabe muy bien cuando tiempo va a durar. El pasado es futuro y el futuro es pasado. El presente está herviendo. Un hombre se enfrenta con la ardilla voladora, la apunta, la dispara, no espera, actúa, no siente nada, no se arrepiente, ve entre los árboles todos esos lobos descompuestos sangriente mente entre los árboles, la ardilla voladora no se mueve y ya respira tranquila mente y su cola descansa y la ardilla voladora mira en dirección del hombre y sin un sólo guiño para su bala en algún lugar entre él y ella.

En el universo de singularidades burbujeando nunca pasa nada singular, nada está sólo y la nada no está sola, pasa nasa, simple y sola mente, los acontecimientos aconteci mienten, dando unas vueltas, es la forma de su vida, su sistena reproductivo, lo que está afuera está dentro y lo de dentro está a fuera y afuera y afuera hasta allá donde no conocen la palabra hasta, unos cuentos fluyendo por el vacío espacial, unos coches cayendo en el agujero negro, unas in-forma-ciones volando de ninguna parte a otra parte, unas miradas feliz mente, y a priori, confusas, unos que son otros y otros que no son y que son unos, las líneas no cesan de doblarse, lo mismo es lo diferente y lo varioso es lo idéntico, unos corrientes corriéndose corrienta mente, unas maneras manareando, unos entres entrando, una chica que opina que si tienes algunos planos con ella, no deberías contarla cosas sobre universo, y en absoluto que te estás, con calma, a tu ritmo, estás aquí, hablando con ella, deveniendo él, y una contrapreguntarespuestaoalgo, un cerebro celebrando algo o algo, un rompe cabezas, un cuento que cuenta que no está tan claro en que parte se halla el fin del mundo corriente y el principio del universo y del caosmos y del campo en que los dioses celebran partidos con los equipos de todos los colores, hay que jugar a los dioses, le dice el chico a chica, unos dioses fluyentes y flotantes y fluibles y flipopantes y flan antes y dios sabe qué más, es que el universo no comienza en ninguna parte, y tampoco termina, las partículas elementales no van a encontrarse jamás, no hay ninguna frontera entre el mundo del que se puede hablar con ti go y el caos del mundo entre sobre cual discuten con sus cerebros los locos, los agujeros negros viven también dentro de tus ojos verdes, guapa, el humo que respiras reproduce, en cooperación con la fuga de la luz, dentro de ti las formas de los fines de tu cabello, las burbujas que salen de este vaso de coca-cola son el universo, dentro de tus ojos amarillos, no son más pequeñas y no son más grandes, son entres como yo y como tú, si quieres, y no, sí, no tengo ningunos planos contigo, como no tengo ningunos planos conmigo, pero si prefieres acostarte conmigo más que vivir entre nosotros un universo, a mí me da igual, dentro de tus ojos rojos, depende del modelo de pensadrogamiento, si es exterior o interior, pero si cogemos tu coche y empezaremos a subir, luego podemos estar afuera de la atmosfera, en el caso que no respetarás la velocidad, en una hora y pico y las partículas elementales chocarán dentro de una parte de segundo tan pequeña tan pequeña que no sé expresarlo en castellano, y tal vez no se puede, pero en una profundidad considerable, así que como en el mundo entre no hay ningunas profundidades profundidades, sino sola mente las superficies burbujeando, no pasará nada, como máximo en algún agujero negro aparecerá un universo y las luces pararán el coche antes de chocar con la pared y el día será claro y la noche volverá ser oscura y a la chica le explotará la cabeza como una burbuja y el hombre se marchará y los lobos de nuevo componerán una manada y la letra y nunca está sola y los cuentos son in-mortales, aunque de nada no-cambiables, de hecho se reproducen cambiándose, mutuando, volviéndose diferentes, devolviendo universos y la ardilla voladora, después de reproducirse sangriente mente con una manada de lobos y con un ente, muerto quizás, subirá al árbol y saltará hacia entre

Hacer lo que hacen los colores en la oscuridad. Saltar demasiado lejos. Hasta más acá. Se puede entrar fuera de uno mismo. El agua está herviendo y la olla hay que cambiarla de lugar. Se puede volar y se puede dejar de soñar y se puede dejar de pensar y se puede acostarse con todo el mundo. El cerebro es apagable y el fuego no es apagable. He visto el mundo a través de tus ojos, cariño, y habrá falta cambiar unos colores. Cuando los acontecimientos usan nuestras retinas a su rollo. Una sombra puede ser capitalista o puede ser coloreada pues viva. Un dios puede contar un chiste a otros dioses y ellos no tienen que morir. Cómo dejar de ser un humano. A dónde migrar. La ardilla voladora devolviendo bosque. Las partículas elementales volviéndose realidad y la realidad contándose como un cuento. La luz tomando decisión que dejará de tomar decisiones. La luna tomando el sol. Los ojos agujerados de los entres, sus perdidas perpetuas, sus sobrepasos a propósito, sus aventuras con fuego, dónde coño he dejado mi cuerpo, dónde su puta madre está la dirección de mi yo y quién me caigo en dios tiró mi identidad en la papelera. La tele-visión hace los entes. Tele-portación de los comportamientos. Y si no son exacta mente las pantallas a quienes hace falta una salvación, sino unas mentes exactas, unas mentes de entes, unas mentes verdadera mente mentirosas y equivocadas y ocupadas de dejar de funcionar y a punto de ex-terminarse.

La luz hace el fuego, dijo un joven hace tiempo, las llamas hacen los agujeros, los agujeros forman los espacios, los espacios, los entre, los que son algo y nada a la vez, crean los acontecimientos, los que transforman colores y dejan vivir lo que es oscuro y lúcido, lo que es arriba como abajo, lo que no está ni aquí ni allí, yo, personal mente, no voy a salvar a nadie, la oscuridad hace el fuego y el fuego hace la oscuridad y las llamas invocan los tiempos y los abrires y cerrares de ojos crean burbujas, y los fondos de ésas son a la vez sus superficies, y todo esto está huecando en unos tiempos reales, es lo que pasa, es lo que algo pasa, es o algo, huecos agujerando y agujeros hoyando, es lo que hay y línea ollando, existe un mundo entre, donde no hay nada, así que no le falta nada a este mundo, así que ahí hay de todos los colores. Existe una ardilla voladora saltando entre los árboles y una luna tomando el sol y algo más.

Existe un arroyo entre las orillas. Un corriente de agua. Un paisaje de piedras. Un habitat de plantas. Un mundo de peces. Un universo caosmático y selvático de bacterias. Un algo más grande de algo más pequeño. En su superficie viven los tejedores y los zapateros, se trata del mismo animal (el vocabulario de la red me ofrece estos nombres – un guión de las arañas), él que anda por los arroyos, en checo se llaman las que miden el agua, en realidad son las cuyas sombras son sus auto-consciencias, las que viven patinando en el mundo donde se puede ver a la vez el cielo y el fondo y lo que está entre, las burbujas del agua chocando con las piedras, el azul del universo y el verde de las hierbas aquáticas y el rojo del cangrejo perdido y el naranjo de un trozo de piel de naranja tirado hacia allí y el blanco de una piedra asentada firme mente, sedimentándose, y el brillo de cada burbuja a punto de explotar a c i a todas las partes y la piel de tejedor a punto de mojarse y salir, en un arroyo puedes entrar cuántas veces quieras y en el arroyo vive un montón de las tomas fluyentes-fuera, superficies rompiendóse, cerca de cada piedra, allí donde la corriente rodea a la planta cualquiera, saltando de un nivel de suelo al otro, un agua está cayendo y formándose sin parar y nunca repetiendo una forma pasada, y tampoco futura, una catarata al revés por favor, un agua subiendo y saltando entre, qué pasada, cuando todos los entes se enteran que están enterrados, todas estas películas que se está montando el arroyo, todos estos acontencimientos burbujeantes, cada de aquellos encuentros entre una realidad de obstáculo y un flujo, serán leídos por los entres como suelen estar leídos por las piedras (los trozos de rocas, no está tan claro donde termina una piedra y empieza una roca, leen a los arroyos y así saben que pasa detrás de los horizontes), quién futura, las piedras leyendo al arroyo, descomponiéndose poco a poco, con calma, a su ritmo, están aquí, el agua está ardiendo, la manada se está comportando según su naturaleza, la entre entra, una ardilla voladora no para las balas pero no pasa nada extraño y le da igual es que no está muerta sinosi viva. Existe un fuera de juego desapercibido. Un universo donde se puede vivir tranquila mente. Un mundo corriente y no chocante. Habitado y creado por los entres flotantes de un lado al otro y del lado oscuro al parecido y del rojo al azul y del líquido al opaco y del comprensible al de los extra-terrestres y de la muerte hasta la vida, hadíssima, volando de una banda sonora a una divertida, cada segundo vivir escapar sientes por dentro que todo se va hacia el sol abre las puertas de la percepción usa el poder de tu imaginación sientes por dentro que todo se va. Sí, hay que salir, hay que saltar entre, allí es a donde necesitas salir, ahí es por donde pasa tu existencia, aquí ocurre que te sientes vivo, más allí por dónde andas, ligando con un dios o algo, donde estás, en un abril y noviembre de ojos, ya no necesitas cobertura, es que te bajaste de la red las miradas de alguna ardilla voladora, ya se acabó tu ser y entras en el reino de la nada y si se supone que cada uno un día pregunte a dónde, pues hoy te toca a tí y a ty.


Sin nombre

Y tú que haces aquí. Estudias o trabajas. De dónde eres.

No lo sé.

Cómo que no lo sabes.

Tal vez no lo quiero saber, no lo sé, no estoy seguro.

Uno debería tener claro sobre estas cosas.

Y si no soy uno.

Y quién luego eres.

Y tengo que ser alquien.

No lo sé. Creo que sí.

Y tú eres alquien.

Quisiera decir que ell@ es ell@, pero no le da mucho sentido, sin embargo, lo es lo único que se le ocure, así que no dice nada, es que por toda su vida sabía que es ell@, un@ mism@, pero ahora ya no se siente en absolut@ convencida que deba ser así, se le acabaron las palabras, pues espera qué surge de esa situación extraña, está callando con alquien que insiste que no es alquien, con un rubio que no es uno, aunque sí que es rubio.

Es que él real mente no conoce ninguna de las respuestas exigidas, de hecho no tiene clara ni siquiera la existencia de las preguntas, así que cómo podría saber contestar algo.

No necesitaba sentirse uno, le gustaba hablar con otra gente, no quería ser él mismo, no necesitaba escucharse a sí sól@, no deseaba conocerse, sabía que fuera de su alcance se halla un mundo mucho más coloreado, y por lo tanto más divertido. No necesitaba, es que su mundo era así más vivo y orgánico y caótico, no quería nada, es que su mundo era así ocupado con la nada, lo que le parece, como la nada tiene sesenta y cinco millones de colores, suficiente apropiado y bastante bien, y tampoco deseaba, es que así su mundo le cumplía todo lo que le pasaba a él.

De dónde eres.

La pregunta salvacomunicación o matasilencio, no depende, siempre es así. El problema aparece en el momento en el cual uno, o cuánto, no sabe de dónde es o no lo necesita saber o, simple mente, no es de ninguna parte particular, tal vez es de todas las partes a la vez, o al menos está en e-yo.

Soy de república checa.

De checoslovakia.

Vale.

Es que real mente da igual que mi accento tiene un nombre.

Es que si hay que olvidar. Si hay que proceder las imágenes de la memoria a través del Photoshop, si las memorias hace falta guardarlas en las cámaras digitales, si en cada supermercado venden esas cajitas de superficies brillantes para sacar tus propios recuerdos, si los cerebros se han convertido en las tiendas de veinte y cuatro horas que pueden cerrar cuando les salga de los cojones, luego él puede tranquila mente redibujar un trozo de tela, dejar una bandera arder a su rollo, a ver que pasará con el pasado, si se deja bañar en la nada, a ver que pasará con alquien quien destruirá su propio idioma quien olvidará su nombre y rechazará su cerebro. A ver que pasa con todas las historias que se supone que constuyen sin césar un sujeto occidental, cuando les conviertes los colores, cuando les convinces que el Sol rodea la Tierra, es que es lo que ven tus objetivos naturales, cuando les dejas pasar por un rebaño de efectos especiales. También se llama el capitalismo desarrollado o neoliberalismo.

Puede uno hablar sobre estas cosas en una tienda de todo el día, por la noche, con un gallego promedio que está saliendo de copas. Sí que puede.

Lo que nos vuelve al principio: que haces aquí.

Estudias o trabajas.

Me estás tomando decisión.

No, de nada, rubio.

Es que los consumentes, como se llaman los blancos entre ellos, a los principios del siglo XXI creían en el tiempo libre. Era lo máximo, lo más, nadie en aquella era rechazaría el tiempo libre. Todos lo querían, pues hacían un montón de cosas para no tenerlo, estudiaban y trabajaban y tal. También se llama escribir el curriculum vitae, así lo probable mente será, se me acabo de ocurrir una idea, siempre pensaba que si la gente en dice que hay que salir y, de hecho, salen y están saliendo y hacen bien, pero de dónde salen, a dónde, esto está claro, pero de dónde, y parece que salen de sus carreras, que sus trajes en sus tiempos libres pueden llevar unas pocas manchas, que sus movimientos tienen permitido prestarse unas velocidades particulares del reino del caos, que sus discursos emplean mucho lo que se les pegó en los aguas farfullantes, que sus pensamientos ya no tienen miedo de entrar de sus propios agujeros, sí hay que salir, desde luego, salir del futuro, del después, salir de lo que inevitable mente un día tiene que venir, el retorno eterno al capitalismo, cada día es diferente, una película única que se está montando en el universo, lo que permanece no es la regularidad de los días, la repetición de los horarios, sino el retorno de lo diferente, esto es el tiempo libre, lo que mantiene al universo vivo, el tiempo libre de verdad y no el derivado del tiempo no-libre, del tiempo en el cual nos ponemos sujetos y nos volvemos sujetos y, de hecho, nos hacemos sujetos y personas y humanos y profesionales y cuidadanos y consumentes y los-que-prefieren-destruir-su-propia-planeta-en-favor-de-ser-ellos-mismos, los homo sapiens, pues, cuando los días se ponen uno como el otro, de esto no puede salir nada bueno, uno tiene ganas salir de casa a tomar algo contra su cerebro listo, desconectar, es que sí que todo el mundo está conectado, disfrutar de su tiempo libre y sentarse al suelo de una ciudad civilizada y ver el eclipse total de la luna, una teleserie bastante sin acción, y pagar con los papeles que se usan para meterse farlopa, es que si ya uno tiene su tiempo libre, si ya se ha currado un curriculum más que corriente, y si además vive en una sociedad neoliberal, lo que es algo liberal, pero nueva mente, todavía más libre, que se prolifera a todas las partes, obligatoria mente, uno siente de repente, bajo la influencia de su tiempo libre, que todo está a su alcance, que es él quién está aquí para salir, que es él quién se tirará aquella cachonda es que lo quiere, que es él quién es el señor del tiempo libre, así que puede hacerlo, simple mente, ahora, apocalypse now.

Es que no todo está permitido en el universo. No es posible apropiarse del tiempo libre, nadie tiene nunca su tiempo libre, ni siquiera existe algo así como poseer un trozo del tiempo.

El tiempo no se puede perder.

No necesaria mente es lineal, habrá algo que ver con el fuego.

No hay razón porque no se hubiera podido parar cuando quiera o al menos parcialmente.

Cuánto tiempo tarda tu presente.

El tiempo no consiste de fotos que están perpetual mente desapareciendo, ninguna de las versiones del tiempo de la filosofía occidental tiene algo que ver con el tiempo libre del universo, es que todas producen la sociedad occidental y capitalismo y calentamiento global, así que son todas, e-vident-a-mente, reales.

Hay un tiempo libre. Un tiempo de los días diferentes. Sin principio y sin fin. Sin principios y sin fines. Un tiempo agujerado. Un tiempo con horarios desordenados, una minuta puede tardar una hora y una hora puede durar como un año entero y una minuta se prolonga hasta dos meses después de entregar la obra terminada y un cerrar y abrir de ojos limita un año de luz entero más medio del último time-out de españa antes de volverse campeones del mundo más un bloque de anuncios más una vida semi-destinada. De este tiempo libre no se puede salir y tampoco hace falta entrar en él. Un tiempo de los tiempos. El pasado, el futuro, el presente y algo más. Tiempo amarillo, en el cual se piensa amarilla mente. Tiempo del primer tiempo y tiempo del segundo tiempo. Mal tiempo y buen tiempo. Tiempo de las naranjas. Tiempo de trabajo y tiempo de vida. Otros tiempos y tiempos perdidos en el tiempo. Tiempo de juicio y tiempo para disfrutar del tiempo. Tiempo para morir. Tiempo para mejorar. Tiempo para derrotar. Al limonero no le importa que está lloviendo.

Qué haces aquí. Estudias o trabajas. Tortuga o conejo. Quién eres, como te llamas, rubio.

Vivo.

Pero qué haces.

No son preguntas, son cosas, trozos del universo, cachos del tiempo, colores del carné, películas de los neuronas. Está aquí. En directo. Trabaja leyendo el libro más eschizofrénico del siglo veinte, no estudia nada, ya ha acabado su carrera, sola mente lee, se puede, no.

Sí, claro, pero es






es un poco raro.

Hay una cosa muy rara. También se llama el universo y el cosmos y tal. Tiene una banda sonora, que en una piedra pequeña canta un cuento en el idioma de los huracanes y las inundancias y las sequías y los incendios y los topillos y los bárbaros, que entre nosotros llamamos el cambio climático, pero en realidad no tiene ningún Nombre Propio, en cada carpeta se llama diferente, los antiguos en esos acontecimientos oían los colores del tiempo y un libro famoso nuestro en esos signos veía su propia realización, pero nosotros ya no necesitamos unos signos para que nos digan algo, las canciones ya no tienen nombres, sólo números y visualizaciones y nuestros números y visualizaciones nos dicen que la biosfera padece de nosotros mismos, pero esto no queremos saber, así que preferimos escuchar a nuestros propios números y visualizaciones y él ya no quiere oír esos números, sabe que se pueden evitar, que este horario capitalista del día y noche se puede apagar, no necesita conocer sus principios y las causas históricas de su propio ser y sus propias razones, no desea tener tiempo libre para poder salir, tranquila mente puede contestar a una pregunta rétorica con un tratado sobre tiempo improvisado, y un@ que tiene prisa a las cuatro de la mañana, que se la deje, es que está definita mente perdid@, es que tiene mucho tiempo libre cuando está trabajando, cuando piensa qué hace aquí cuando crea agujeros en los mundos de las opiniones públicas de los clientes de una tienda nocturna, su día laboral corriente, es que no sabe porque debería comportarse como un vendedor de chocolatinas o como un auxiliar de caja registradora o como se llama su trabajo que le ha sido puesto, en el trabajo hay que moverse lenta mente, si ya es un checoslovako detrás del mostrador gallego, está claro que su accento va a producir unos ruidos extraños, está claro que unas mesetas pueden atravesar la cabeza de alquien quien hace diez momentos pensaba que sola mente necesitaba unos chiclets, está claro que nadie le puede obligar a ser un vendedor de chocolatinas capitalistas, es que esto no es comida, lo que vende, sólo porque se llama onza. Está viviendo en el tiempo libre, sin su nombre, sin su idioma, sin su estantería, su memoria externa, es que no le molan las fotos, les falta movimiento, está su tiempo, pero como ya no pertenece a sí mismo, aquel su no significa nada, él está de agujero coloreado por una manada de dioses, está un tiempo, está del tiempo, natural, está aquí después de los dinosaurios y luego está ahí mirando la sexta en una casa convertida en un libro y también está allí deveniendo-animal y además está más allá donde uno, o cuánto, escuchando al universo, se da cuenta que mejor que matar a los dioses, es crearlos y que entre algunos cerrares y abrires de ojos se ve como los rayos del sol pasan por los agujeros en su cerebro y como se reflejan en los ojos y se sabe como sabe el tiempo.

Me lo calientas.

Claro. Tres treinta.

Deja la vuelta.